Colores y Pluma

De siempre el aficionado ha tenido sus preferencias en el color de sus palomos, y han existido épocas en las que se ha dejado llevar hacia un color determinado, implantado como moda por la mayoría que en ese momento lo ha considerado como ideal.

Aunque hay color que es común en casi todas las razas de palomos de afición, las razas se diferencian unas de otras precisamente por su colorido, así como en la forma, dirección y disposición de sus plumas, y por la diferente morfología de éstas.

El BUCHÓN JIENNENSE, que es la raza de palomos que nos ocupa, en sus principios, tenía como base de su producción y colorido el negro, el azul y el blanco; y además, entre los dos primeros, algunos con plumas blancas en las primarias de sus vuelos. Las prietas y ahumadas se daban menos.

En el transcurso del tiempo se le fija a la raza más variado colorido, y en la actualidad su coloración es de lo más variado, por la introducción en ella de coloreados en blanco, plateados y cenizos. todos con sus variados tonos y matices, eso si su introducción de nuevos colores no altera su prototipo, se respeta la longitud, disposición de sus plumas, como igual la talla, configuración de cabeza, pico, carúnculas, ribete de ojo estos finos en los tonos oscuros (como así lo presentaban los primitivos), un poco más rugoso en los coloreados porque así lo mostraban la mayoría de los rojos aparecidos espontáneamente en los cultivos de los apareamientos macho y hembra negros, por mutación del color negro o por aportación de este color al constituirse la raza, con lo que en su reproducción es mucho más vistoso su colorido.

Hay aficiones en las que la diversidad de colores de los palomos que pueblan su palomar es amplia. Por el contrario, en otros están limitadas a uno o dos colores y con preferencia el azul con barras negras en la mitad del ala. El azul es de la misma composición que el negro.

Esta coloración de plumaje pertenece al color negro y se produce por un proceso de atenuación del pigmento negro en algunas zonas de las plumas de su cuerpo. Las barras de las alas no son otra cosa que la mayor intensidad pigmentaria existente en las plumas de esa parte, así como en el final de la cola, en el buche y en el cuello. Este último adquiere un reflejo tornasolado de aspecto metálico brillante.

La albardilla la presentan blanca por su total ausencia de pigmento en esta parte de su plumaje. En estos azules se dan también variados sus tonos, pues los hay de color plomizo; otros se denominan "sucios" por causar esta sensación a la vista de su plumaje. También los hay de un azul uniforme sin barras negras, que resultan muy raros; luego están los que carecen de albardilla blanca, procedentes de apareamientos de ahumados, muy apreciados en épocas lejanas, en los que también se daban ejemplares con tres barras hace muchos años, poco frecuentes ya o desaparecidos. quedando en este color azul sólo dos barras y esa tercera se reduce en la actualidad a la existencia de uno o varios puntos de intensa pigmentación negra situados por encima de las dos barras de las alas.

También están los azules con dos barras rojizas. por asociación de pigmentos; y como últimos y muy apreciados los azules con barras negras con el cuerpo salpicado de puntos negros.

Los de factor rojo, en los que se integran los coloreados, lo son porque tienen como elemento generador el pigmento rojo. y se presentan con diferentes tonos y matices, como los rojos enteros, los bayos con barras, los bayos sin barras y los prietos en tostado o rojizo, lo que motiva con estas variaciones en su color hacer a unos ejemplares diferentes a otros, aunque todos proceden del pigmento rojo o isabelino -color fundamental o básico— que es una materia que interviene en la producción de determinados colores en el plumaje.

También el color negro -color fundamental o básico- tiene como elemento generador el pigmento negro llamado MELAN1NA, materia granulosa. fuente de coloración que se encuentra en las células.

Estos dos colores, rojo y negro, son los elementos fundamentales de toda una serie de colores derivados que componen y originan toda una gama de coloraciones, tonos y matices en el plumaje de la raza.

El palomo de color blanco lo es porque caree totalmente de pigmentación en todas las pluma de su cuerpo. Su carencia los hace más delicado al sol y a las inclemencias del tiempo, ocurriendo les igual a los coloreados en blanco.

En lo que atañe al color de los ojos, en los d factor rojo normalmente los presentan en tono de color rojo bajo, siempre menos intenso que e los de factor negro, que será de rojo brillante pero no quita que estos dos colores de ojo se encuentren en cualquiera de los dos grupos.

También se dan casos en los que al tener el individuo su cara de dos colores, en su parte blanco el color del ojo sea negro, y de diferente color 1a otra parte. Los blancos uniforme tienen los ojo negros, pero siempre con la posibilidad de que los presenten rojos intensos o en tonos claros. E todos los casos es muy a tener en cuenta pues el color de los ojos es hereditario como hereditario es el color de los plumajes.

En la producción de un color de pluma en lo palomos, se procederá apareando macho y hembra de raza pura. en los que la identidad del color esté establecida en tres o más generaciones; Aunque no pueda evitarse que en cualquier momento aparezcan otros colores, por lo general se llega a una regularidad en el color deseado en la reproducción de hijos con el color que muestra sus padres.

Hay parejas, aún siendo de diferente color, que aseguran en sus hijos el color de ambos. Los machos heredan el color de la madre, las hembras el color del padre, y presentan su coloración en orden opuesto a su sexo. En estas parejas la herencia de los colores es sexualmente cruzada.

En la práctica se dan casos que confirman estos efectos, como fue por lo excepcional en su resultados el apareamiento de un macho azul con hembra blanca, con la presencia en ésta de alguna pluma de pigmento azulado, durante tres años consecutivos, esta unión sólo produjo machos completamente blancos y las hembras azules de una calidad excepcional en todos los conceptos.

A las parejas que presentan este fenómeno lo aconsejable es no separarlas de por vida, y concederles un gran valor pues el predominio de un color es una guía y marcha paralelo con la pureza de la raza.

Fijar un color en sus palomos ha sido siempre una inquietud del aficionado, en unas épocas en el sentido de la utilidad del color favorable y adecuado para facilitar superiores aptitudes de la suelta de machos en celo. En este caso la predilección era producir colores oscuros. En tiempos después, la predilección por los colores se fue variando, lo que ha sido un problema latente para el criador que lo ha estimulado sin cesar para situar el color de sus palomos a los gustos de la mayoría, a la moda del momento. Hoy, el color de uso más favorecido es el azul con barras. Se considera la coloración ideal más adecuada porque favorece al ejemplar en su casillero expositor; la igualdad en la coloración también proporciona cierta uniformidad en los ejemplares de una exposición, y es lo que para ésta (y en la raza) se desea, hoy por todos a la hora de opositar, pero no conviene olvidar que la raza la componen además otros colores y entre ellos hoy se encuentran ejemplares de más calidad excepcional. Dejarlos perder por su coloración, por no ser la moda. después bien podrán ser buscados, pero ya tarde, y quedarnos sólo con el recuerdo de su calidad. Como en otras épocas ha pasado con colores y razas.

JUSTO SÁNCHEZ RUIZ LINARES (Jaén)